Los tres ingredientes básicos de esta receta son un buen ejemplo de cómo hemos adaptado y transformado a lo largo del tiempo la cocina con los productos que tenemos a mano y las influencias de nuestro entorno gastronómico cercano.
La escarola, lechuga de invierno, es un alimento que el hombre consume desde hace siglos y, actualmente, es muy apreciada por todas sus propiedades y el aporte de elementos como el ácido fólico o la vitamina C. Un antioxidante natural, muy diurético y que no produce gases. En resumen, un manjar sano y nutritivo, ideal para cualquier plato.
El segundo ingrediente procede de la cocina occitana, de tradición casera y basada en los productos de la tierra: las mollejas de pato confitadas (peirièrs o gresiers en occitano). Un manjar muy popular que se sirve principalmente en ensaladas, como la que os presentamos. En otros países europeos y americanos, también se cocinan guisadas o bien rebozadas, fritas y asadas.
El tercero en discordia son las setas. Un elemento que también se ha usado tradicionalmente en nuestra cocina y que cuenta con numerosas especies comestibles. Las más conocidas son los níscalos y las setas de Burdeos, pero no son los únicos que ansian los gourmets. Los rebozuelos, las negrillas, las carretillas, las setas de carrerilla y otras especies más huidizas como la seta coliflor son la fuente inagotable de historias de cazadores de setas. En Andorra, a pesar del secretismo que normalmente los rodea, hay varios enclaves conocidos popularmente para recoger setas, como son los bosques del cuello de Ordino y de Pal (La Massana), el de la Rabassa (St. Julià de Lòria) y la zona de Sorteny (Ordino).
Sea lo que sea, con esta receta que te proponemos, encontrarás un delicioso salteado de setas que podrás saborear en varios restaurantes del Principado.