El vino caliente es una bebida invernal de cariz popular, muy conocida en toda Europa que, como sucede con muchas otras especialidades gastronómicas, tiene un acento específico según la región en la que se prepara.
Tradicionalmente, se elabora con vino tinto, acompañado de varias especies, tales como la canela, el clavo, la nuez moscada, el azúcar o frutas. La receta que te proponemos incluye, además, piel de limón, piel de naranja y orejones. Estos ingredientes, junto con el hecho de quemarlo (que no debe confundirse con el quemado mediterráneo), le aportan un toque de dulzura y un aroma afrutado que lo hacen característico y lo distinguen de otras preparaciones.
El vino caliente se elabora en toda Europa y es típico de las celebraciones y actividades navideñas, como, por ejemplo, los tradicionales mercados. Se puede degustar vino caliente desde los países escandinavos hasta los catalanes, pasando por Hungría, Bulgaria, Alemania, Francia, Suiza, Italia o Inglaterra, por citar solo algunos de los países. En Andorra también es una tradición que se ofrece al salir de la misa del gallo, la víspera de Navidad.
Es una receta sencilla con la que sorprenderás a tus invitados, ideal para concluir una comida.